Práctica Condicionamiento Instrumental-Operante (1/2)

En 1898, el psicólogo americano Edgard Lee Thorndikle formuló su conocida “Ley del Efecto”, que nos dice que los organismos –animales y humanos- tienden a repetir los actos que van seguidos de recompensas y tienden a dejar de hacer aquéllos que van seguidos de castigos. Sobre dicha base se inauguró un nuevo campo de la psicología del aprendizaje: El condicionamiento Operante o Instrumental, del cual habla nuestra práctica.


Asimismo, el sistema de Skinner al completo está basado en el condicionamiento operante. Durante esta "operatividad", el organismo se encuentra con un determinado tipo de estímulos, llamado estímulo reforzador, o simplemente reforzador. Este estímulo especial tiene el efecto de incrementar el operante (esto es; el comportamiento que ocurre inmediatamente después del reforzador). Esto es el condicionamiento operante: el comportamiento es seguido de una consecuencia, y la naturaleza de la consecuencia modifica la tendencia del organismo a repetir el comportamiento en el futuro.


En este caso, más que centrarnos en tan sólo un procedimiento y en su desarrollo, lo haremos en la ejemplificación con situaciones corrientes del día a día, de los diversos principios del aprendizaje incluidos en el condicionamiento instrumental:




Reforzamiento Positivo: El sujeto hace algo y recibe a cambio un premio.


En nuestro ejemplo, utilizaremos como sujeto S a un niño de 9 años de edad en plena fase escolar. Como instrumentos nos apoyaremos en el elemento X1, que es la realización de sus tareas académicas y del elemento X2, que es el permiso que él obtiene para ver la tele.


Cuando el sujeto S termina de hacer sus deberes, X1, le reforzamos positivamente con X2, permitirle ver la tele.


Resultado probable: La conducta queda reforzada. Al haberle estimulado positivamente, el sujeto S repetirá la conducta.




Reforzamiento Negativo: El sujeto hace algo para escapar o evitar algo desagradable.


En nuestro ejemplo, utilizaremos como sujeto S a un perro domesticado. Como instrumentos nos apoyaremos del elemento X1, que es caminar junto a su dueño y del elemento X2, que es recibir un tirón del collar que lleva atado en su cuello.


El procedimiento se basa en que en los paseos del sujeto S con su dueño, éste procura caminar junto a su dueño X1, para evitar recibir un tirón del collar à X2.


Resultado probable: La conducta queda reforzada. El perro se mantiene al lado del amo, y en un futuro repetirá esta conducta por no recibir el tirón.




Castigo Positivo: El sujeto hace algo y recibe algo desagradable.


En nuestro ejemplo, utilizaremos como sujeto S un niño de 2 años de edad. Como instrumentos nos apoyaremos de X1, que es la acción de jugar con los enchufes de la casa, y con X2, que es recriminarle dándole un golpe en la mano.


El procedimiento se basa en que cuando el sujeto S juegue con algún enchufe à X1, nosotros le recriminemos con X2, recriminarle con un golpe en la mano.


Resultado probable: La conducta queda debilitada. Durante un cierto tiempo, el sujeto S deje de jugar con los enchufes.




Castigo Negativo: El sujeto hace algo y por ello, pierde una recompensa.


En nuestro ejemplo, utilizaremos como sujeto S a un niño de 2 años de edad también. Como instrumentos nos apoyaremos de X1, que es la acción de portarse mal a la hora de la cena, y con X2, que es dejar de contar un cuento cuando se acueste a la cama.


El procedimiento se basa en que cuando el sujeto S haga X1, es decir, portarse mal en la cena, deja de recibir su

recompensa que era X2, contarle un cuento por la noche antes de dormir.


Resultado probable: La conducta queda debilitada. El niño no se volverá a portar mal si quiere recibir la recompensa.