Práctica Condicionamiento Instrumental-Operante (2/2)

En esta segunda parte de la práctica trataremos los dos principios de aprendizaje operante que tienen su origen en Skinner: La extinción y el moldeamiento.



Para Skinner, la explicación que da sobre la extinción está en cuando un comportamiento que ya no está seguido de un estímulo reforzador provoca una probabilidad decreciente de que ese comportamiento no vuelva a ocurrir en el futuro.



Extinción:
El sujeto deja de recibir las recompensas que normalmente mantenían su conducta.


En nuestro ejemplo, utilizaremos al sujeto S que es un niño de 10 años de edad y que se encuentra en su ambiente escolar, con sus compañeros y profesor en clase.
Utilizaremos como instrumentos a X1, que es el realizar constantes llamadas de atención por parte de S, y X2, que es dejar de prestar atención por parte de los integrantes de la clase.

El procedimiento está en que el sujeto S siempre llama la atención con tonterías en su clase, X1, y recibe una recompensa a su conducta que es que sus compañeros se rían y su profesor le riña, dándole así mayor “status social” entre los integrantes de su grupo de amigos. Pongamos el supuesto que un día, todos se ponen de acuerdo para dejar de prestarle atención, X2, ¿qué pasaría?

Resultado probable: La conducta desaparece progresiva pero definitivamente. El sujeto S cada vez hará menos payasadas porque recibe menos recompensas, hasta que llegue un punto que no haga.





Para Skinner, el modelado consiste en básicamente, consiste en primer lugar en reforzar un comportamiento solo vagamente similar al deseado. Una vez que está establecido, buscamos otras variaciones que aparecen como muy cercanas a lo que queremos y así sucesivamente hasta lograr que el sujeto muestre un comportamiento que nunca se habría dado en la vida ordinaria



Modelado:


En nuestro ejemplo, utilizaremos al sujeto S que es una niña de 9 años que tiene miedo a los toboganes de los parques infantiles.


El procedimiento recae en varios pasos o etapas. La primera es situar a la niña en el extremo inferior del tobogán, casi a 40 centímetros del suelo, y pedirle que salte. El sujeto S lo hace. El siguiente paso es situar a la niña un metro más arriba en el tobogán y pedirle que se deje deslizar. El sujeto S lo hace. Así sucesivamente (y tras el tiempo necesario para que el sujeto S supere todas las pruebas) hasta que nuestro sujeto S llega a lo más alto del tobogán.

Resultado probable: Su miedo desaparecerá y conseguiremos el comportamiento deseado. Hemos modelado la conducta de nuestro sujeto mediante refuerzos que nos aproximan cada vez más al comportamiento deseado.